Cultura para todas las personas

Ángela Ibáñez: «El teatro, como espacio de visibilidad, tiene el poder de normalizar la lengua de signos al integrarla en escena»

Ángela Ibáñez: «El teatro, como espacio de visibilidad, tiene el poder de normalizar la lengua de signos al integrarla en escena»

Ángela Ibáñez es mucho más que una actriz; es una apasionada de las artes escénicas que ha encontrado en el teatro una forma única de expresión y comunicación. A lo largo de esta entrevista, Ángela nos comparte cómo ha transformado los desafíos de ser una actriz sorda en oportunidades para reivindicar la lengua de signos como una herramienta artística y cultural poderosa, invitándonos a reflexionar sobre la importancia de un teatro inclusivo que celebre la diversidad lingüística.

¿Qué es lo que hace que el mundo de la interpretación sea tu gran pasión desde que eras pequeña?

El hecho de no oír ha tenido algo que ver con la pasión que siento por la interpretación, ya que me ha permitido entender mejor lo que sucede a mi alrededor y expresarme a través del lenguaje no verbal, comunicándome de una forma visual.

En 2016, debutaste en el Centro Dramático Nacional como parte del elenco de Cáscaras Vacías. ¿Cómo fue dar ese salto al teatro profesional como actriz sorda?

Al principio lo viví con mucho vértigo, pues tenía que renunciar a un trabajo que me aseguraba estabilidad, para adentrarme en un mundo laboral incierto y careciendo de ningún referente sordo en el que poder verme reflejada, pero no me lo pensé mucho. Era mi sueño hecho realidad y no podía perder la oportunidad. A día de hoy pienso que es la mejor decisión que he tomado, soy muy feliz.

Además, eres diplomada en Artes Visuales en Lengua de Signos por la Universidad de Jean Jaurès de Toulouse. ¿Cómo influyeron estos estudios en tu trayectoria?  

Hasta ese momento, todo lo que había aprendido procedía de cursos privados que no estaban adaptados para personas sordas, lo que hacía que la información que me llegaba fuera muy limitada. Con el curso descubrí que existen innumerables formas de hacer teatro: a través de marionetas, el cuerpo, la danza, entre otras. También aprendí las técnicas “vocales” adaptadas a la lengua de signos. Al igual que los oyentes aprenden a controlar la voz, proyectarla o interpretarla según el personaje, los actores sordos trabajamos con las manos y la lengua de signos, modulando el tamaño, la velocidad y la firmeza de los gestos. Podemos gesticular de forma amplia o sutil, rápida o pausada, o incluso con movimientos temblorosos, como si tuviéramos párkinson, ajustando siempre la expresión según las características del personaje. La Universidad Jean Jaurès es perfecta para un actor sordo que quiera crecer profesionalmente, pues está totalmente adaptada a nuestras necesidades. Estaría bien que en España existiera algo parecido.

¿Has enfrentado desafíos formativos y/o artísticos a lo largo de tu carrera?

En el bachillerato me apunté a un taller de teatro pero el primer día tuve que renunciar a participar en él ya que no podía seguir el ritmo y no me enteraba de nada. En el instituto me explicaron que, al tratarse de una actividad no obligatoria, no podían proporcionarme un intérprete de lengua de signos. Ese momento marcó el inicio de mi parón actoral, hasta que descubrí los talleres de Una Mirada Diferente. Allí encontré los recursos y el impulso para soñar con ser profesional de esto que tanto me apasiona. Desde entonces, todo ha sido más sencillo: en cada espectáculo en el que he participado, los directores han mostrado una gran sensibilidad y me han brindado todo lo que he necesitado para establecer una buena comunicación.

¿Cuáles son tus actores sordos de referencia?

Algunas de las principales compañías de teatro extranjeras formadas por equipos artísticos sordos, como IVT en Francia, Teater Manu en Noruega y Riksteatern Crea en Suecia.

Existen varios festivales en Europa dedicados a las artes escénicas para personas sordas. ¿Podrías contarnos un poco sobre tu experiencia en estos festivales?

Sí, el más famoso del mundo es el Festival Clin d’Oeil, donde todos los artistas son sordos. Gracias a este evento descubrí el teatro profesional. Fue en 2015 cuando asistí a un espectáculo de Noruega, I Was Fritz Moen, y me di cuenta de que existían actores sordos profesionales. Creo que fue en ese momento cuando me aferré a la esperanza de poder llegar a ser como ellos.

Queremos comentar uno de tus proyectos más recientes, Helen Keller, ¿la mujer maravilla?, una obra que, entre otras cosas, aborda la tensión entre la memoria colectiva y los relatos oficiales. ¿Qué importancia crees que tiene revisitar y cuestionar estos relatos desde el teatro?

Es fundamental que el mundo de la cultura ponga el foco en aspectos de la historia que han sido deliberadamente olvidados por intereses políticos, y que reivindique la importancia de figuras como Helen Keller. El teatro es un medio cultural propicio para exponer la verdadera historia de esta maravillosa mujer, que de otra forma pasaría inadvertida. La obra nos permite descubrir no solo a «la primera mujer sordociega en graduarse en la universidad», sino también a una mujer con voz propia, con mucho que contar, expresar y opinar. El relato se ha limitado a la imagen de la niña salvaje que, “gracias” a su maestra dejó de serlo,  sin cuestionarse qué es lo que pensaba, sus opiniones políticas, si se enamoró alguna vez, si fue amada o odiada, es decir, su verdadera historia.

Además, la obra se presentó con el afán de reivindicar la importancia de las lenguas minoritarias en el espacio público. ¿Cómo ayuda el teatro a visibilizar y fortalecer el uso público de la Lengua de Signos? 

El teatro, como espacio de visibilidad, tiene el poder de normalizar la lengua de signos al integrarla en escena. Esto permite que el público en general la reconozca no como algo «exótico» o «secundario», sino como una forma legítima y natural de expresión y comunicación para las personas sordas. De este modo, se genera un espacio inclusivo que no sólo beneficia al público sordo, sino también al oyente, ofreciéndole la oportunidad de conocer, aprender y apreciar esta lengua, y rompiendo así las barreras de comunicación.

Además, se revaloriza la lengua como bien cultural y simbólico, es decir, resaltando su importancia no sólo como un medio de comunicación sino como una lengua rica en historia, matices y posibilidades artísticas.

Lo último y no menos importante es que con el teatro en lengua de signos se fortalece la identidad cultural de las personas sordas, pues al presentarse en el espacio público, se refuerza la idea de que las lenguas minoritarias son parte integral de la identidad de un pueblo y deben ser preservadas y celebradas. Esto también puede inspirar a las nuevas generaciones a aprender y usar la lengua de signos.

Y, ¿qué impacto crees que esto tiene en los espectadores?

El mayor impacto es para los usuarios de la lengua de signos, que hasta ahora nunca han tenido la oportunidad de ir a un teatro que se representa en su lengua, y por primera vez pueden sentirse como un miembro cualquiera del público.

Uno de tus próximos proyectos es La dama Signa, que codiriges con Julián Fuentes Reta. Cuéntanos sobre la propuesta. 

La dama Signa nace de la necesidad de adaptar obras literarias del Siglo de Oro español a la lengua de signos, ofreciendo así a las personas sordas la oportunidad de disfrutar de clásicos de la literatura española en su propia lengua. Con esta idea, le planteamos al Teatro Clásico la oportunidad de hacer el primer montaje accesible en el que cualquier persona sorda pudiera asistir a una representación de autores como Lope de Vega o Calderón de la Barca. Afortunadamente, les pareció una propuesta estupenda. El proyecto se estructura en tres fases. La primera, y más compleja, consiste en la traducción del texto a la lengua de signos, para lo cual se eligió La dama boba de Lope de Vega. La segunda fase es el taller, donde por primera vez el «texto» se pone en escena con actores sordos y oyentes, por último, aunque está todavía por confirmar, vendría la puesta en escena. 

En La dama Signa, se apuesta por una forma de comunicación inclusiva para personas sordas. ¿Cómo crees que impacta esto en la experiencia del público sordo?

No lo considero como comunicación inclusiva, sino como una riqueza lingüística. Es bonito escuchar obras en catalán, euskera o en gallego, ¿y por qué no en lengua de signos?. Para las personas sordas será como ir a su teatro, se sentirán como en su propio “país”, como cuando un puente está en el extranjero y va al cine o al teatro en versión original española.

¿Y del público oyente?

Será un descubrimiento, como cuando alguien se aventura a ver un espectáculo en japonés. Estoy segura de que a muchos les encantará.

¿Cómo ha sido el proceso de traducción de una obra en verso en castellano a LSE?

Maravilloso. Mucho trabajo, pero un trabajo hermoso. Ha sido como trasladarse a otra época, y esto ha sido posible gracias a la colaboración de David Puerta, doctor en Filología, y Miguel Ángel Sampedro, doctor en poesía sorda. Entre los tres hemos desentrañado el significado de cada verso y de cada conversación, lo que nos ha permitido comprender mejor el modo de vida de aquella época y, de esta manera, realizar una traducción lo más fidedigna posible.

¿Qué nos puedes adelantar sobre tus próximos proyectos profesionales?

Actualmente estoy trabajando en la creación de una compañía de teatro junto a Julián Fuentes. Sabemos que no será fácil, especialmente en lo que respecta a la parte económica, pero no perdemos la esperanza. Creemos firmemente en la necesidad de este proyecto y estamos convencidos de que este es el momento adecuado para hacerlo realidad.

¿Qué consejo les darías a jóvenes actores y actrices sordos que quieren desarrollarse en el mundo del teatro? 

Que no se limiten a centrarse en una sola cosa, porque la vida es un abanico de oportunidades. La mejor forma de crecer es abrirse a nuevas experiencias, seguir formándose, arriesgarse y aventurarse. Para cumplir sus sueños, es necesario salir de la zona de confort. Al principio puede resultar difícil, pero con el tiempo se ve la recompensa.

Ir al contenido