París 1940.
Creo acertado y oportuno, en estos momentos en que la sociedad, cada vez más olvidadiza de su historia, parece resaltar como ejemplo y valor máximo el triunfo hipermediático, rápido y masivo, que le ofrece la digitalización, los tweets o las fakes news, gracias al big data, big pharma y big finances, pararse a reflexionar sobre nuestro arte dramático.
Profundizar en él no únicamente hacia los que practicamos su aprendizaje, sino también hacia el público que lo recibe en vivo. Cuestionarnos sobre nuestro oficio, sobre nuestra realización a través de él o gracias a él.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.