El Teatro María Guerrero convertido en un tablado de marionetas gigante para educación de príncipes, donde los príncipes somos nosotros, el público. Un grupo de actores menores de treinta y un autor de repertorio canónico, convocados a un duelo: ¿Qué es esto de educar?
Esta es la historia de un joven (de tantos
) que se revela ante el designio heredado y comienza un viaje para encontrarse así mismo, la lucha perpetua entre la juventud y la imposición de lo establecido, de la autoridad. Y hay amigos, y hay un bar, y un amor imposible, y un cara a cara con la muerte.
Una propuesta wagneriana, cinematográfica y anacrónica.
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