La paleta del deseo se muestra en su cara y envés con: el sexo animal no consentido por la mujer, con amores atrevidos y vehementes que conviven junto a deseos ambiguos, a ideales del amor, a amores desiguales, a bloqueos de amor convertidos en silencio y, también, a amores imaginados. Sexualidades agrestes y palaciegas se entrelazan. El jardín del deseo se expande. ¿Es posible atreverse a amar sin ocuparnos de otras cosas?
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