Lo que vamos a ver en el montaje de Remón es una versión libre, una versión anotada, como reza el título, una destilación en la que el director carga las tintas precisamente sobre ese tiempo suspendido y ese aroma de España de provincias a la hora de la siesta, esa España mesetaria que tan bien conoce. «Es una especie de cara B de las tragedias lorquianas canónicas, donde el antagonista es el tiempo, donde se ve cómo el tiempo va arrasando un poco los ideales de juventud».
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