En Don Ramón María del Valle-Inclán, de Ramón Gómez de la Serna, se produce un doble retrato, el del retratista y el retratado, los dos Ramones.
Viajando hacia la vida, la obra y el alma de Valle-Inclán, Gómez de la Serna nos permite observar sus herramientas de análisis, sus instrumentos de disección, su canon estético. Así se produce el milagro de la suma estilística y vital de dos creadores literarios esenciales para entender una buena parte de las españolas del siglo XX.
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