Entre 1891 y 1893, un coro sudafricano formado por jóvenes cantantes negros de ambos sexos emprendió una larga gira por Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos con la que pretendían recaudar fondos para crear una escuela técnica en Kimberley, en la actual provincia del Cabo. La gira empezó en la metrópolis colonial y fue un gran éxito. Las interpretaciones del coro no llegaron a ser nunca grabadas, aunque hace unos años se localizaron fotografías de los miembros de la formación captadas durante aquel largo viaje.
Fronteras, migraciones e identidad son, también, elementos destacados de un montaje que adopta la forma de una especie de ópera que renuncia a la voz humana y que cuestiona desde el escenario la dialéctica que parece dividir el mundo entre Occidente y el resto de la humanidad.