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Julián Fuentes Reta: “Siempre busco que haya un intercambio rítmico en el trabajo de interpretación, con el fin de que todo el mundo quede implicado completamente, escuchando a través del cuerpo lo que sucede a su alrededor”

Julián Fuentes Reta: “Siempre busco que haya un intercambio rítmico en el trabajo de interpretación, con el fin de que todo el mundo quede implicado completamente, escuchando a través del cuerpo lo que sucede a su alrededor”

Nos adentramos en La dama Signa, una innovadora adaptación de La dama boba de Lope de Vega, que marca la primera traducción de una obra del Siglo de Oro a la lengua de signos española (LSE). Este proyecto, impulsado por el director Julián Fuentes Reta, reúne a actores sordos y oyentes en un taller de creación, conformando una apuesta sin precedentes por abrir el patrimonio escénico español al público sordo y derribar barreras en el mundo de las artes escénicas. Con una trayectoria de gran prestigio y un firme compromiso con la inclusión, Fuentes Reta ha destacado por explorar vías de accesibilidad en el teatro y por su trabajo con artistas diversos. Conversamos con él para descubrir su visión, el proceso creativo y los desafíos de este proyecto que reivindica un espacio inclusivo para el teatro clásico.

¿Cómo surgió la idea de adaptar La dama boba de Lope de Vega a la lengua de signos española (LSE)?

La idea nació de la colaboración con la actriz sorda Ángela Ibáñez. Tras varios proyectos juntos, Ángela expresó su interés en llevar al teatro clásico al público sordo, considerando que la LSE debe tener cabida en el teatro clásico como lengua oficial de nuestro país, y que las personas diversas han estado presentes en nuestra cultura desde siempre. Los motivos para elegir La dama boba creo que son obvios (risas).

¿Cómo es el proceso de integración y comunicación entre actores sordos y oyentes?

Es necesario recurrir a una serie de recursos no verbales, como señales visuales y físicas, para “dar el pie” a los actores, ya que la comunicación oral no es una opción. En proyectos anteriores, como Tribus, integramos los subtítulos como parte del diseño escénico, así como hicimos uso de luces para marcar las entradas y las salidas. El proceso para los actores oyentes resulta curioso, ya que deben aprender a adaptarse y, sobre todo, a sincronizarse visualmente con sus compañeros sordos, otorgando una nueva forma a la pieza. Siempre busco que haya un intercambio muy rítmico en el trabajo de interpretación, con el fin de que todo el mundo quede implicado completamente, escuchando a través del cuerpo lo que sucede a su alrededor.

¿A qué desafíos os enfrentáis respecto a las posibilidades de programar la obra?

Uno de los principales desafíos es la falta de recursos y la complejidad añadida que implica accesibilizar plenamente una obra clásica en lengua de signos. Aunque hemos recibido el apoyo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, estamos a la espera de conocer el futuro de La dama Signa en este espacio cuando se anuncie la nueva dirección. En general, la programación de proyectos inclusivos en salas nacionales presenta muchas dificultades, y estamos ciertamente preocupados. Tras cuatro años de mucho esfuerzo, queremos que La dama boba en LSE suba al escenario y sea disfrutada por el público. 

¿Cómo habéis realizado la traducción del lenguaje y los matices de Lope de Vega a LSE?

Trasladar la riqueza y musicalidad del verso de Lope de Vega ha sido un proceso complejo que ha requerido más de un año de trabajo. El proyecto ha incorporado a un especialista en lengua de signos con formación en poesía, quien ha colaborado con Ángela en la adaptación. ¡Estoy seguro de que ellos os pueden contar mucho más al respecto!

Tu carrera ha estado marcada por un interés constante en proyectos con elencos inclusivos. ¿Qué has aprendido a lo largo de estos años sobre el impacto de la accesibilidad en el teatro?

Siempre guardo el objetivo de normalizar la presencia de personas sordas en el teatro, desafiando la noción de “funciones accesibles” como eventos puntuales. Al integrar la accesibilidad como parte fundamental de cada función, buscamos que todas las representaciones sean accesibles tanto para personas sordas como oyentes, promoviendo así la inclusión. He aprendido que esta accesibilidad enriquece la experiencia teatral y permite que la diversidad en el elenco aporte nuevas formas de interpretar y contar historias, lo que me encanta. Además, este enfoque desafía a los actores oyentes a adaptarse a nuevas formas de comunicación, generando un espacio teatral más dinámico y colaborativo para todos.

¿Tienes algún otro proyecto inclusivo previsto para el futuro próximo?

¡Por supuesto! Ángela y yo estamos trabajando en la consolidación de una compañía inclusiva, que queremos llamar Tribu Collectif, con el objetivo de crear un espacio donde actores sordos y oyentes puedan colaborar conjuntamente. 

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